jueves, 26 de julio de 2012

La madera. Extracto del capítulo V del libro "La construcción del yate" de Jorge M. Ithurbide

Es la madera el material más recurrido para la construcción del yate. Es también con el que se hace hoy en día la mayor parte de él. Aun hoy, tras la aparición de los plásticos reforzados que buscan reemplazarla, la madera continúa prevaleciendo. Sus cualidades son bien conocidas, su trabajo es dominado por una antigua artesanía, sus infinitas variedades proveen todas las exigencias. Todo esto hace de la madera un material muy apto, acaso insuperable, para la construcción del yate. Y es en éste donde logra la madera un realce que no alcanza a tener el mueble. En el barco vemos a la madera en toda su bondad; ha dejado de ser lo que es el mueble: material estético, para convertirse, por su don de plasticidad, en algo dinámico. Aquí hace la madera un trabajo en función de las variadísimas piezas que ligadas entre sí forman esa viga resistente que es el casco. Buena madera en manos de una buena artesanía serán siempre cosas apreciadas cuado se trate de valorar un barco. Maderas y barcos han hecho en el pasado una dualidad cuya tradición nos ha sido alcanzada por el yachting. Por otra parte se ha dicho que la sensibilidad que tiene el hombre para la madera es tan antigua como el árbol y el hombre mismo. Será por ello que aun conserva la madera –en una civilización en la que el sentido de muchas cosas se ha perdido- su natural nobleza. Las excelentes cualidades de la madera como son la facilidad de ser trabajada, duración, infinidad de variedades, belleza, plasticidad, hacen de ella un material insustituible. Por lo mismo se impone conocerla, llegar al fondo de lo que es en sí para dominarla y valerse de ella como elemento constructivo. Y es en la carpintería de ribera donde el artesano tiene, hoy por hoy, la única ocasión para penetrar todos sus secretos. Al astillero llega la madera casi en su forma natural; sólo el despiezo en tablas desfigura la forma del tronco. De ahí en adelante todo habrá que sacarlo de ese tronco labrando en su madera las muy diversas y desiguales piezas que harán el casco. Ese largo proceso que va desde el tronco que se aserra al casco que flota requiere del hombre que emprende la obra conocimientos nada comunes. Esos conocimientos son tal vez más vastos que los de cualquier otro oficio. Y es este oficio, el de carpintero, el más antiguo de entre todas las manualidades que ha conocido el hombre.

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